Gaspar Yanga: La historia negra de México
Hace algunos años tuve la
oportunidad de visitar la Ciudad de Córdoba, Veracruz. Aparte de tomar un rico café en sus portales
y escuchar la música de los jaraneros cantando al son de sus coplas, que se han
trasmitido por generaciones. Una amiga me platicó de Yanga “el primer pueblo
libre de Latinoamérica”; esto me causó mucha sorpresa, ya que, como muchos, hemos escuchado que “todo”
México se independizó de la corona española hasta 1821.
Y si tú al leer esto te
sorprendió al igual que a mí al escucharlo, eso quiere decir que hemos sido
educados en pensar que la riqueza de nuestro país sólo proviene de dos raíces
esenciales: la indígena y la española; y a su vez hemos sido parte de esa falta
de reconocimiento de la influencias de la raza negra (esclavos en ese entonces) en la cultura actual de
México.
Debido al triángulo comercial
entre Europa, África y América; la comercialización de esclavos negros fue un
recurso, para los españoles, que les generaba grandes ganancias, no sólo por la
venta inmoderada e inmoral de los negros africanos; también las ganancias por
la mano de obra que se generaban en las
minas o sembradío de caña de azúcar.
La sobre importación y
explotación de los negros fue debido a dos cosas. Una, la epidemias que invadió
nuestro territorio y cobró muchas vidas disminuyendo considerablemente la mano
de obra local. Y la segunda, gracias a la famosa Controversia de Valladolid, la cual declaraba
que se prohibía que los indígenas fueran
esclavos; esto ocasionó que, ante la falta de mano de obra local se trajera
negros africanos pues los colonizadores pensaban que la de raza negra era inmune a muchas
enfermedades y resistencia mayor al clima. A finales del siglo XVI el estado de
Veracruz tenía un porcentaje mayormente de raza negra que indígenas.
Uno de los tantos negros que
llegaron al estado de Veracruz fue el nombrado Gaspar Nyanga, quien fue un
príncipe capturado en la región de
Brang, (hoy Nueva Guinea en África) y
como muchas otras personas trabajaron a la fuerza en distintas haciendas de la
región.
Según algunos documentos
militares y eclesiásticos, Nyanga escapó
de su amo en 1570 y se ocultó en la
sierra, allí creo un grupo de cimarrones
e indígenas que también eran prófugos de
la esclavitud – se les llamaron
cimarrones por la analogía con los animales que vivían libres y evitaban
ser atrapados-. En la montaña crearon palenques para sobrevivir, y para su
manutención se dedicaban a la rapiña y atracando de carruajes que circulaba por
el camino real, así por casi treinta años.
Ante esto y la desesperación de
las autoridades, el virreinato mandó desde Puebla un ejército para capturar al
grupo de rebeldes; sin embargo al enterarse de esto, Nyanga mandó un español
esclavo para evitar la guerra; dentro de sus peticiones solicitaban que se les
reconociera como un pueblo libre, que se les cediera un espacio para donde
vivir y que ningún blanco entrara a esas tierras autónomas. Las autoridades españolas se negaron a ceder, así que se enfrentaron en las
montañas, las cuales conocía a la perfección
en grupo de rebeldes liderados por Nyanga. Está por demás decir que el ejército
virreinal perdió.
En 1610 la comunidad negra ya se
había establecido a pesar de los constantes ataques; pero gracias a las
negociaciones y al ver que el ejército virreinal no tenía comparativa ante la
fiereza de los cimarrones.
Este levantamiento inspiró a otro
mulatos a levantarse , sin embargo en 1612 para apaciguar a los sublevados se
daría en la historia de México un triste caso que no ha sido explorado a fondo,
esto es el caso conocido como «La conjuración de los negros», escrito por el
historiador Domingo Francisco de San Antón Muñón, conocido como Chimalpahin
Quauhtlehuanitzin, un noble indígena Chalco. En esta conjuración serían
ahorcados 35 negros, 7 mujeres y 28 hombres, temiendo la Corona perder su
territorio, así como los de linaje español, salvaguardar su vida, de todos
modos la lucha de independencia mexicana en general y la negra en particular
seguiría.
Ante eso, la solución viable y
pacífica que encontraron las autoridades virreinales es que el 3 de octubre de 1631 se reconociera como
pueblo libre a San Lorenzo de los Negros -después su nombre fue cambiado a San
Lorenzo Cerralvo, hoy Yanga-, allí “vivieron con derechos muy similares a los
de españoles peninsulares; contaban con propiedades, caballos, de hecho tenían
su propia reina, leyes y gobernante: Yanga era el jefe del pueblo”.
El primer pueblo libre de América
lucha liderada por negros e indígenas antes de la independencia de México. Por
desgracia para reconocer las raíces negras en nuestro país han sido lentas y muchas veces mal difundidas. Por
ejemplo de ello fue en Oaxaca que hasta 1998 se reformó la constitución para
incluir a la población afromexicana.
No fue hasta el 2011 cuando se
conformó por primera vez El Consejo Consultivo de los Pueblos Indígenas y
Afromexicanos; debido a que la Comisión Nacional para los pueblos Indígenas (CNDI) no
contempla a los negros como parte de nuestras raíces mexicanas. Suena triste esto pues siempre nos sentimos
orgullosos de nuestros héroes indígenas como Benito Juárez o Porfirio Díaz,
pero se nos ha olvidado nombrar que también tuvimos un presidente negro: Vicente
Guerrero.
Nos falta mucho por apreciar y
conocer todas las influencias raciales que han conformado el México de hoy.
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