Elena Garro: su rebeldía más allá de la pluma
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Foto: Gedisa |
La historia ha sido injusta con la vida y obra de Elena
Garro. Por desgracia, cuando se habla de ella, sale a relucir de manera
inmediata el tema de su vida tormentosa
a lado de Octavio Paz; así que su obra
literaria queda en un segundo plano; y qué decir de su faceta poco conocidas
como luchadora social.
En mi
caso, me enteré sobre esta faceta al buscar su influencia en el movimiento
conocido como boom latinoamericano;
sin embargo, conforme seguí leyendo sobre su biografía me fue atrapando más su
lado de líder social, sobre todo en el estado de Morelos, lugar donde radicó
por mucho tiempo.
Elena
Garro convivió por mucho tiempo con intelectuales del momento, gracias a su
trabajo o al de su marido; pero esto no
le fue impedimento para ver las necesidades indigenista, y luchar a favor de la reforma agraria. Ella respaldaba la
pugna por las tierras comunales de Morelos, de
que en ese entonces, era peleadas
por quien fuera el Presidente del Banco Nacional de México, Agustín Legorreta.
Garro
por mucho tiempo dio alojamiento y cobijo en su casa a los líderes campesinos como a Enedino Montiel. Ella los acompaño en
juntas y en la Confederación Nacional Campesina; los campesinos vieron en su
imagen una líder a pesar de ir a estos eventos con su traje sastre, ellos se
identificaban con ella y se sentían respaldados. Por fin la resolución fue a
favor del grupo campesino. Sin embargo, como dicta el dicho “no todo fue
hojuelas sobre miel” , tiempo después de la resolución Enedino y su esposa
fueron asesinados a machetazos.
Elena
fue con los intelectuales de su época, entre ellos Paz; intelectuales que se
habían manifestado contra el franquismo o por el asesinato del líder agrario
Rubén Jaramillo, sin embargo le dieron la espalda a Elena.
Esto fue
un gran golpe anímico, debido a eso y muchas cosas más el matrimonio terminó 22
años después; en una entrevista antes de su muerte se expresó de esta manera de
Octavio Paz: “Yo vivo contra él, estudié
contra él, hablé contra él, tuve amantes contra él, escribí contra él y defendí
indios contra él. Escribí de política contra él, en fin, todo, todo, todo lo
que soy es contra él (…) en la vida no tienes más que un enemigo y con eso
basta. Y mi enemigo es Paz”.
No
obstante la lucha social de Garro no se circundó en el mundo agrario; también
se extendió hasta el ámbito académico. En plena efervescencia del movimiento
estudiantil del 68. Elena Garro estuvo presente. Sin embargo fue en este
movimiento donde su imagen fue tachada y manchada; incluso acusada de espía de
la CIA.
Tal vez por su cercanía a la cúpula del poder priista con Carlos Madrazo, o por envida, o
por cualquier asunto pendiente entre la elite cultural, cualquiera que haya
sido, le pasaron factura. Según documentos recién desclasificados del Archivo
General de la Nación, fue señalada por Samuel Campus Lemus como delatora de
varios líderes e intelectuales que participaron en el movimiento entre ellos a
Carlos Monsiváis, Rosario Castellanos y Leonora Carrington. Ante esto el
escritor Carlos Monsiváis la llamó "La cantante del año".
Debido a
toda la presión social, Elena dejó el país buscando una nueva vida en Nueva
York, Madrid y París. Fueron cerca de veinte años que dejó a México junto con
su hija. En su regreso en 1993 el fantasma de la traición no se había
difuminado; y mucho menos el dolor que le provocó por muchos años el autor del Laberinto de la Soledad.
Volvió
a Morelos junto con su hija y rodeada de gatos. El café, el cigarro y la
soledad y el odio se minaron en su
pecho; el 22 de agosto de 1998 murió de cáncer de pulmón. Sin embargo logró ver
los inicios de la revaloración de su obra que había sido sepultada por varios
años.
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