La fotografía: la imagen de nuestros recuerdos
Por Alan Arenas
El ser humano es un coleccionista de recuerdos. Siempre
ha buscado la manera de registrarlos, de una manera u otra, para mantenerlos de
manera perpetua. Gracias a este instinto de no ser olvidado por el paso de
tiempo nace la historia y el arte; siempre con el fin de comunicarse con otros
para transmitir el pensamiento o
ideologías.
En este
afán de mantener “vivos los recuerdos” somos coleccionistas de imágenes, ya sea
por ilustraciones, pinturas, por la misma palabra (significado), o en las últimas fechas, el cine y la
fotografía. Esta última ha tomado fuerza en los últimos cien años, en especial
con el boom de los dispositivos
electrónicos. Pero esto es porque la humanidad siempre ha sido, visual ha
vivido con imágenes y depende de ellas.
Susan Sontag, en su libro de ensayos Sobre la fotografía, comenta lo
siguiente: “La humanidad persiste irredimiblemente en la caverna platónica, aún
deleitada, por costumbre ancestral, con meras imágenes de la verdad”. Ante esto ¿Qué hubiera pasado si el personaje
de Platón hubiera tenido una cámara para mostrar el exterior a los otros?
La fotografía se ha convertido en una
extensión de “la verdad” un testigo silencios para muchos, y hemos vivido con
ese pensamiento que una imagen dice más que mil palabras, aunque esto sea un
arma de doble filo; sin embargo, el pensamiento social se centra en lo que
decía en su momento Santo Tomas “ver para creer”, por su puesto, ante esta
sentencia la fotografía juega un papel importante, tanto que el periodismo, en
la actualidad, se ha inclinado a dar la noticia en una sola imagen.
Desde su nacimiento en París en 1839, la
fotografía se mantiene en el filo de ser considerado arte o no. Incluso algunos
artistas la han visto con desprecio, cuando empezó como daguerrotipó muchos
decían que, quienes se dedicaban a tomar fotografía era pintores frustrados. A
pesar de esta negligencia intelectual, la fotografía fue avanzando hasta llegar
a los medios de comunicación y dar pie a la idea del séptimo arte.
Aunque hay muchos amantes de closet de la
fotografía, hay muchos tantos que la han puesto como una forma de vida, un
medio de expresión de su voz, inclusive en muchos casos, de los “personajes”
que actúan en la fotografía, por ejemplo las fotos de guerra, quien no recuerda
la foto de Nick Ut durante la guerra de Vietnam, donde nos muestra la
desesperación pueril por dejar atrás la violencia.
Y claro el arte en general ha usado la foto
como herramienta o inspiración para grandes obras. Por ejemplo en la literatura
y la fotografía han jugado una simbiosis equilibrada donde ambas partes han
salido beneficiadas; cómo poder entender el movimiento naturalista sin la
fotografía, Zola en su Novela
experimental (1880) hace una comparación entre la fotografía –que en ese
momento seguía siendo un daguerrotipo- y ele ejercicios del novelista que
muestra los detalles minuciosos de la realidad; o en el caso de Proust qué
hubiera pasado si la fotografía no fuera parte fundamental en su obra En busca del tiempo perdido (1913-1927).
Y por supuesto el séptimo arte, que nace de
fotografías en movimiento. O algunos pintores –aunque algunos lo nieguen- que
usan la fotografía para capturar paisajes o momentos específicos para después recrearlos.
La fotografía, hoy más que nunca, se mantiene
vigente a 180 años de su invención. Aun luchando en contra de muchos mitos y
prejuicios como si la cámara hace la buena fotografía o es el ojo del fotógrafo
sin importar el aparato. Ante esto y muchas cosas más, los fotógrafos
profesionales y accidentales se enfrentan día a día.
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